La primera película de Los Cazafantasmas dejó tantas anecdotas y recuerdos de su rodaje, que era imposible incluirlos todos en el número. Estos son algunos de los que se quedaron fuera:
– Es memorable la presentación de Sigourney Weaver como la dama en apuros y Rick Moranis como el vecino pesado. Sigourney sólo tiene buena palabras para la interpretación de Rick: “No puedo imaginar a nadie que haya sabido crear a un personaje más tontorrón y adorable en ninguna otra película”. Moranis estaba encantado con la libertad que le dieron en su interpretación. “En mis últimas películas, producciones hollywoodienses de gran presupuesto, eché mucho de menos crear mi propio material. En las primeras, fuera Los Cazafantasmas o La Loca Historia de las Galaxias, reescribía mi parte. Luego llegó el momento en que los ejecutivos me decían que frases tenía que decir. Aquello no era para mí […]. Mi impulso era siempre reescribir las frases para que fueran más divertidas, no intentar que las frases de otros funcionaran”.
– Dana descubre a los protagonistas gracias al famoso anuncio televisivo (“¿Le preocupan ruidos extraños a media noche? ¿siente usted terror en su sótano o buhardilla? ¿alguien de su familia ha visto un espíritu, espectro o fantasma?”), que reflejaba los típicos anuncios locales de la época, casposos y poco preparados. El ojo atento notará que Egon mira hacia abajo, a su marca, para saber dónde colocarse y decir su frase. Una escena simpática que da paso a otro momento terrorífico: el encuentro de Dana con el portal dimensional en su frigorífico.
– Aunque el negocio no empieza muy bien, una llamada pone a Ray, Egon y Peter en marcha para su primer trabajo de campo en el Hotel Sedgewick. Ahí hay algunos momentos brillantes, como el primer encendido del equipo dentro del ascensor (Egon se aparta con disimulo por si hay imprevistos). Durante el rodaje de la secuencia del pasillo, la primer a vez que disparan sus armas y vuelan el carrito de la limpiadora, Reitman decidió no explicarle a la mujer el impacto que tendría la pirotécnia que iba oculta dentro. Así que comenzó la primera toma. La limpiadora sale de la habitación empujando su carrito. Ellos se giran, gritan, saltan un montón de destellos y se detonan las cargas, que volaron todo el contenido. La pobre mujer estaba lo suficientemente lejos para que no le pasara nada, pero se llevó tal susto que se tiró al suelo, y le gritó al equipo: “¡¿Pero qué demonios estáis haciendo?!”. La toma se mantuvo tal cual en la película y funciona porque parece que les habla a los protagonistas.
– Poco después tienen su primer encontronazo con Moquete (Slimer en la versión original). Para rodar sus escenas se usó a un especialista con leotardos negros que se enfundaba en su traje por debajo, mientras otros dos técnicos vestidos de negro controlaban las expresiones faciales y la lengua.
– Hubo muchos diseños distintos antes de decidir el aspecto que tendrían los “perros terroríficos”, aunque al final se les dio una apariencia de sabuesos demoniacos. “Mitad pit bull y mitad diablos de Tasmania”, en palabras del diseñador de criaturas Terry Windell. Dependiendo del tipo de plano se usaba una marioneta a escala real (en el piso de Tully) o una pequeña figura animada mediante stop motion (la persecución de Louis por la calle, por ejemplo). Éste es quizá el efecto que peor ha envejecido de la producción.
– Cuando Venkman visita a Dana para su cita se encuentra con que está poseída por Zuul, dando lugar a algunos grandes momentos. Weaver se esforzó por parecer lo más siniestra posible, tanto que Reitman le tuvo que decir que rebajara el tono. “Es mi escena favorita de la película. El diálogo era genial”, rememora ella. Para la levitación se usó una plataforma elevadora oculta por el vestido rojo de la actriz, que, combinada con el viento y los efectos de luces, quedó espectacular. Además, la voz de ultratumba la puso el propio Reitman, un punto escalofriante.
– En otra escena intermedia, el Maestro de las Llaves acaba en las oficinas de los cazafantasmas. Durante los análisis de Egon, el sofisticado equipo que llevaba Moranis en la cabeza no era más que un colador con electrodos enchufados. Ramis opinaba que era mejor usar tecnología que pareciese poco sofisticada porque sería más divertida que cualquier “tecnología punta” que hubieran podido diseñar. Al día siguiente, las cosas empeoran cuando Peck y sus secuaces cierran la Unidad de Mantenimiento, liberando a todos los fantasmas atrapados (incluyendo a Moquete, que se atiborra de salchichas en un puesto callejero). Es una secuencia de efectos visuales espectacular al ritmo de Magic, de Mick Smiley.
– Los cazafantasmas acaban en la cárcel, pero el alcalde Lenny tendrá que liberarlos (cameo incluido del eterno policía Reginald VelJohnson, Carl Winslow en la serie Cosas de Casa) para hacer frente a la amenaza paranormal en lo alto del apartamento de Dana. El equipo cuenta con el apoyo de los neoyorquinos, unos 500 extras amontonados a las puertas del inmueble. “La gente iba a jugar un papel muy importante. Logré unas interpretaciones extraordinarias de cientos de personas y no creo que hubiera podido hacer la película en ningún otro lugar. No hubiera conseguido ese fervor, ese realismo y esa energía”, apunta Reitman. Hubo que montar un amplio despliegue para cerrar el tráfico en Central Park durante varias horas. Los ciudadanos de la zona estaban entre maravillados por ver a sus estrellas del SNL y cabreados por no poder circular.